DE REPENTE
Alejandro Bentivoglio & Sergio Gaut vel Hartman
Mi cabeza explota salpicando a los presentes. Incluso una de
mis orejas cae sobre la sopa a punto de ser servida. Me dicen que podría haber
esperado al postre, aunque más no fuera. Me gustaría disculparme por todo, por
las manchas en las cortinas, por la sangre en el piso, por los vestidos y
trajes arruinados, pero no logro encontrar mi boca y sin ojos no sé hacia dónde
estoy yendo. Me llevo por delante una columna y caigo sobre el suelo de baldosas
ajedrezadas. Intuyo que mis labios han quedado prendidos de una bella dama cuyo
escote divisé entre manjares antes del accidente, pero no puedo corroborarlo, y
mucho menos hacerme responsable. Por fortuna, el hijo de la anfitriona
encuentra un frasco de pegamento en su mochila. Me rearman como pueden. Ponen
voluntad. No me atrevo a decirles que la otra oreja me hace cosquillas en la
hipófisis.
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