DEUDA
Catáfito, el Judío Errante para algunos, Ahasverus, el
sirio, para otros, llevaba dos mil años pagando una deuda, incrementada por
intereses que ya superaban el capital original. Decía la leyenda —y él no tenía
cómo refutarla— que su complacencia ante el sufrimiento ajeno, schadenfreunde,
según Schopenhauer, había enfurecido a Cristo: “El Hijo del Hombre se va, pero
tú esperarás su regreso”. Y él no había dejado de esperar. Cada siglo sufría
enfermedades, dolor, angustia de muerte, pero no moría; sanaba y rejuvenecía
hasta tener de nuevo treinta y tres años. Veinte veces había “casi” muerto, y
siempre había superado la agonía para reiniciar el ciclo. Pero esta vez sería
diferente: había aprendido un truco... Moriría durante unos minutos, serían
suficientes.
—¿Cuándo regresará el Hijo del Hombre? —balbuceó una vez que
alcanzó el Lugar. La respuesta lo golpeó como un mazazo en el cráneo.
—El Hijo del Hombre no trabaja más aquí. No está programada
la Segunda Venida, por lo menos durante los próximos dos mil años.
ALGUNAS COSAS QUE DECIR
—¿Quién se anima —susurró Bobby Fischer— a decirle al rey
blanco que todo su reino es un patio de sesenta y cuatro baldosas, treinta y
dos de las cuales son blancas y otras treinta y dos son negras, que comparte el
espacio con un rey negro y otros treinta vagos, que su poder se limita a lo que
dicta el capricho del jugador, yo, por ejemplo, y que lo más probable es que
pase Navidad y Año Nuevo metido en una caja?
—¡Yo me animo y se lo digo! —exclamó a voz en cuello el
rinoceronte de Ionesco.
—¿También se anima a decirle que se terminó la cerveza?
UN CASAMIENTO DE PORQUERÍA
—Se les acabó el vino —dijo Miryam, consternada.
—¿Y a nosotros qué nos importa? —respondió Yeshua, de mal
modo—. Somos invitados, no los organizadores.
—Hagan lo que él diga —le dijo la mujer a los sirvientes,
terca. Sabía cómo manejar a su hijo. Había seis tinajas de cien litros cada
una. Yeshua suspiró resignado; no podía contradecir a su madre delante de toda
esa gente.
—Llenen las tinajas de agua, hasta arriba —dijo.
—Bien hecho, hijo —dijo Miryam. Pero antes de realizar la
transformación, Jesús contempló largamente a su progenitora.
—Madre, ¿no te parece mejor que convierta el agua en Coca
Cola? Todos estos vagos, sin educación ni control... encima borrachos… no sé…
OTRO APOCALIPSIS
Se encuentran Adolf Hitler y Jorge Luis Borges en el
Tiegarten de Berlín. El nazi, que no tiene mucha idea de quién es el escritor,
empieza a hablar pestes de los judíos.
—Un momento —lo ataja Borges— usted debería tener en cuenta
que el mundo es una creación de los judíos.
—¿Qué le dije? —se exalta Hitler—. ¡La sinarquía
internacional! ¡La banca Rotschild! ¡Corrupción hebrea en todas partes! ¡Hay
que matarlos a todos!
—Me parece que no entiende —insiste Borges mirando al führer
a los ojos, ya que en este cuento el escritor ve perfectamente—: crearon el
mundo; lea el Génesis, interiorícese en la Cabalah…
—¡Soy ateo! —vocifera Hitler.
—Yo también —replica Borges—. Pero nuestro ateísmo no puede
evitar el enojo de Yahvé; ahora vea lo que sucede por su culpa.
En efecto: las estrellas del firmamento, que hasta entonces
habían brillado con inusual intensidad, empiezan a apagarse.
HAY QUE SABER LEER
Cuando Gregor Samsa se despertó una mañana después de un
sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso
insecto.
—¡Oh, qué horror, que asco! —exclamó una joven sentada en la
primera fila—. ¡Una cucaracha! Y se trepó al asiento.
Gregor se incorporó penosamente, y tras identificar a la que
había hablado, replicó.
—Señora: Kafka escribió “insecto”, no “cucaracha”. Tenga un
poco de respeto por el autor y por mí mismo. En este punto del relato, antes de
que cualquier descripción lo desmienta, yo podría ser un lepidóptero, un
escarabeido o un himenóptero, no necesariamente un blattodeo, ¿entiende?
—Disculpe —se defendió la chica—. Es que las cucarachas me
dan mucho asco.
—¡Y dale! —Gregor se dirigió a alguien situado en la página
24 y agregó—. Ya sé que no está en el texto de Kafka, Miroslav, pero ¿puede
hacerme el favor de retirar a esta desubicada de la sala?
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