ENCUENTRO
CERCANO
Patricio G. Bazán & Sergio Gaut vel Hartman
Patricio G. Bazán & Sergio Gaut vel Hartman
—¡Salute
la barra, miren lo que les traje, mamertos!
Aunque atendía
otra mesa, reconocí el vozarrón del Nene Saldívar, integrante del simpático
grupete de niños bien que cada noche venía al “Sans Souci” a comer, beber y
jorobarle la vida al prójimo.
Los
otros devolvieron el saludo con una salva de alaridos alcohólicos. Miré al
patrón, que puso cara de “quedate piola, Jacinto, que son clientes”.
Saldívar
remolcaba a un morochito flaco y mal entrazado, seguramente una nueva víctima
de la diversión de estos muchachones malcriados.
—Me lo
encontré afuera, solo sabe decir: “vengo en paz”.
—¿Tiene
nombre? —preguntó otro, pícaro.
Saldívar
hizo una pantomima de hombre pensativo, y soltó entre risotadas:
—¡Muchachos,
les presento al Negro Raúl!
—¿No
sabés saludar, Negrito? —dijo Rodrigo Sáenz Taylor—. ¿Te comieron la lengua los
ratones?
—Este
debe ser uno que se cayó del camión jaula —agregó el “Fino” Antequera. Todos
festejaron la ocurrencia con nuevas risotadas.
Pero de
pronto, el involuntario convidado pareció crecer. Y sacando un vozarrón de vaya
a saber dónde, exclamó: —Vengo en paz, pero si quieren guerra la van a tener.
—A continuación puso lo dicho en acto, sacó un artefacto con pinta de pistola
de rayos, apuntó sin mirar y que fulminó a los siete de la barra, que quedaron
convertidos en patéticos montículos de ceniza antes de que nosotros atináramos
a movernos.
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